Respecto a ti,
sólo tengo
mis versos
y mi mirada.
Estás tan a poca distancia
que hasta he llegado
a fantasear con tu nombre.
De frente
y sin mirarnos.
Tan lejanos y ausentes
que ni siquiera somos.
Y sin ser,
quiero sonreírte
y devorarte.
... labio a sueño,
sueño a piel...
¡tu piel!
Tu piel en mis labios
que soñaré después.
Cuando la niebla
se disipe
y me permita ver,
quiero verme
en tu cuello,
resbalando como miel:
dulce y lento.
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