lunes, 12 de mayo de 2014

Nocturno

I

Esta lluvia quema,
me arde aunque no me toca.

Duele tu ausencia,
tus palabras a media voz.

Y el aire...
este aire me sofoca.

Cuando muero
me inunda tu recuerdo.

Soy el árbol que descubrimos,
que bautizamos,

que nunca mas
hemos visitado.

Sigo estando.

Quedamos detenidos
en ese instante,
en esa primera mirada.


II

Te sueño
cada noche,

eternidades.

Te veo
cada noche,

siempre,
como la primera vez.

Te amo
cada noche,

lento,
hasta que mi corazón por fin se detiene.

Miro mis ojos desde dentro,
eres el reflejo,
el brillo,
la llama en mi mirada.

La fuerza oculta
en mis huesos.

Eres mi sueño,
mi mundo onírico
casi perfecto.

Mi mano en tu mano,
mi mano deslizandose en tu pelo.


III

Era de noche, algunos danzaban.

Personas nacían y morían.
Personas amaban y odiaban.

El humo del cigarro subía al cielo, como alabanza.

A lo lejos algunos perros ladraban y los gatos maullaban.

Yo te apretaba tan fuerte, que mi alma en ti se despedazaba.

En tu piel se desnudaban mis manos, de tus ojos era el universo y tus besos polvo de luna soplaban.

Fundidos en un abrazo, fuimos mar, en silencio, reposando.

Sentados en el piso, mirando el cielo... era de noche, tu y yo, soñando.

Sin titulo.

Esto es un valle en ruinas, seco, desolado, caluroso, imbécil, contaminado, ruidoso... pasado.

¿Cuando llegará el futuro?
¿Dónde enterraremos nuestros cuerpos?

No me atrevo, me avergüenzo de mirar las pupilas en este presente... y envejezco.

Como han envejecido todos antes de mi y como envejecerán todos después de mi... y muero.

Muero como el sol de cada día : al anochecer, en cada sueño, pesadilla o premonición. Pero ni el sol ni yo nos olvidamos ahí. Regresamos a las 6 de entre los muertos.

Me reseco, cabeceo y escucho un maravilloso susurro, es un encanto que me llama, parecido a los tambores de mi almohada.

Ese encanto es el fugaz instante que me clama.

Preparativos para un funeral

Cuando la señora tropical iba a morir, su descendencia fue un mar de emociones. Después de todo, nacieron de la espuma, en alguna playa, y como la espuma, resultaron ser efervescentes.

Unas lloraban -snif, snif- hasta convertirse en bastas granizadas.

Otras decidieron inundarse, apelaron al sabor y a las consecuencias etílicas.

Las menos, exactamente dos, en su amargura y soledad se estancaron hasta volverse lodo.

Granizo, inundación o lodazal, regresaban a casa. Es heroico fluir en medio de la hoguera o del desierto, o simplemente fluir en descomposición.

Era tiempo. Debían dejar de efervescer para convertirse en vapor, probar en el delicado momento de su angustia el significado de lo etéreo... y volver a la sal, como espuma.

domingo, 11 de mayo de 2014

De la noche...

De la noche nacimos
¿para que negarlo?

Hemos luchado
contra el enemigo
equivocado.

¿Porque nos odiamos?

Quiero creer que
mejoraste, amor eterno.

Sé que nuestro tiempo
trascendió, y que
nunca será olvidado.

Nunca podremos escapar.

El amor es una contradicción

Muérete corazón, que tus hijos y nietos te entierren muy profundo,
o conviértete en cenizas y ordena que te arrojen a la mar o bajo un árbol... pero muérete.

No puedo vivir sin ti, pero te odio.

Mis locos deseos te desnuda, te acarician, te besan y te hacen el amor. Pero a veces te asfixian hasta que por fin enmudeces.

Eres insoportable y sin embargo, a veces siento que te amo. Quisiera alejarte para siempre de mi vida, pero cada noche me invitas a soñar contigo.

Me das flores y te alejas envuelta en burla.

Me clavas mil desprecios en la frente y los coronas con un beso al final.

No iré a tu funeral, pero creare un nuevo mar con mis lágrimas.

No guardare tu foto, aunque termine mirándote en cada persona.