Yo alzo la
voz
por los
olvidados.
A los únicos
que no se
nos olvida
que el ser
dejados
atrás también
pesa.
Nosotros
alzamos
las manos
en la noche,
hacia el
cielo,
y
descubrimos mundos
que no serán
para nadie.
Y quizás alguien
nos descubra
llenos de
polvo y brillando
con harta
intensidad en el pasado
¿Cómo saberlo?
Solo
existimos entre la vida
y la
muerte, tocados
por un beso
a veces,
sintiendo
como si un huracán
nos
golpeara, y goteando
como esos
interminables
días de lluvia.
Así somos y
así seremos,
por siempre
entre el tiempo
y entre
sueños
y estampas
de metal.
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