Nos espera
un sueño
blanco
debajo de la cama.
Debajo de
la sangre:
en la
sangre derramada
del hijo y
del hermano.
Sueños de
cristal
que se
rompen a la sonrisa.
Puedes morder
tu almohada
(pedazos de
alma)
o tus
manos,
y
arrancarte la cara
en el día
del lamento.
Podrías
beber tu vida
y nada
cambiará.
Podrás
decir mil veces:
¡Oh,
compatriotas,
hermanos, amigos,
miren como sufro,
miren como mis ojos
salen de su lugar
y se arrastran
sobre mi
miseria.
Tengan
piedad de mí,
regresen
mis dedos
a mis manos
y mis
huesos dentro
de mi piel,
debajo
de mis músculos!
Nada
cambiará.
Verás morir
al compañero
de la
infancia,
a la persona que te dio a luz,
a la mujer
que amas
(y te faltara tanto,
tanto como
el aire,
y morirás
ardiendo cuando
no puedas
soportar
la soledad
ni su eco),
verás morir
a tu
descendencia
y no harás
nada,
nada como
hasta ahora.
Te sentaras
en una silla
(en tu silla
de siempre)
que será tu
trono sin reino,
y te veras
perecer
en la
pantalla que tanto adoras,
con el
dinero que tanto amas,
con mil demonios alrededor
burlándose de ti,
jalando tus
cabellos,
apretando
tu garganta.
Desnudándote
y arañando hasta
descarnarte.
Y en tu
infierno
(llamado presente),
estarás
viendo tu castigo,
sin poder
cerrar tu mente
en sueños,
sin poder voltear
disimuladamente
a otro lado.
Así será la
vida para ti,
que solo
atesoras lo terrenal
y no escuchas
a tu espíritu
que clama,
con vigor y
apasionado,
que te
levantes y pidas
y reclames
lo que es tuyo,
que te clama llorando
y diciéndole
no a las sobras.
Ahora mismo
eres
ladrón y
asesino…
no escuchas
mas
que tus
quejas,
pero
recuerda
que un
sueño blanco
nos espera
bajo la cama.
Hará que te
des cuenta
de lo que
nunca fuiste,
te dirá que
sobre esta
tierra, tu
destino será
el ser
olvidado.
Si aún
puedes,
levántate
hermano,
y mira mas allá
de las
paredes que te rodean,
y sé león y
sé bestia,
mira el
cielo con esperanza
(de esa
esperanza
que harás
realidad algún día)
y vuélcate dentro
de ti mismo,
y plántate
y súrgete
de entre
tus mismas cenizas.
Que llegue
la muerte
y no te
sorprenda,
entonces podrás
saludarla
y te dejara
agradecer
a la vida
tu presente,
acariciaras
tu pasado,
y darás la bendición
a los que
dejas,
para
alcanzar la paz
que deberías
soñar.
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