miércoles, 17 de agosto de 2016

¿Cómo se modifica la concepción del tiempo en la tesis postulada por Kant en la Teoría de la relatividad?

I.- Concepción  del tiempo en Kant
1.- El tiempo como forma de la intuición pura

Cuando Kant nos dice que el tiempo, junto con el espacio, son intuiciones puras y por tanto las formas  de la sensibilidad, quiere decir de manera muy concreta, que no hay nada que se nos presente o que nos afecte  que no pase en el tiempo y en el espacio[1].

La sensibilidad es la facultad por medio de la cual recibimos representaciones de los objetos, no en cuanto son objetos en sí, sino en cuanto se nos dan como fenómenos. La sensibilidad posee dos intuiciones a priori, es decir, dos intuiciones que son las condiciones de posibilidad de los fenómenos, y como condiciones, hacen posible que se nos den todos los fenómenos con la finalidad de un conocimiento de ellos en general[2]; también, estas intuiciones son puras pues al ser sólo forma de los fenómenos carecen de contenido, esto es, están vacías de toda experiencia.

El espacio  intuye todas las cosas exteriores de nosotros. El tiempo nos intuye a nosotros mismos, es decir, intuye nuestro estado interno. Al ser nosotros objetos de nuestra intuición, es el mismo tiempo que nos intuye la base de todas nuestras intuiciones y además, es necesario que sea así para que exista un orden, es decir, es necesario que el tiempo sea la base de todas nuestras intuiciones para que exista una coexistencia y una sucesión de todas nuestras percepciones: una unidad.

Una característica más del tiempo como intuición, es que no podemos eliminarlo, y solo a través del mismo es que todos los fenómenos que se nos pudieran dar tienen realidad empírica, es decir: validez objetiva en cuanto el tiempo es referido  a todos los objetos que puedan presentársenos, pero al ser este tiempo una condición subjetiva, no objetiva[3], no puede tener realidad absoluta.

Además de lo anterior, Kant nos dice que el tiempo posee solamente una dimensión, es único y nunca cambia. El cambio del que se puede hablar, es de un algo contenido en el tiempo, y como se dijo antes, todo lo que puede dársenos en la intuición, está contenido en el tiempo.

Ese algo, cualquier cosa, que esté contenida en el tiempo y que sea susceptible de medirse, es una limitación del mismo que hace posible pensarlo como infinito o ilimitado y por tanto como una intuición inmediata[4].
Dicho todo lo anterior, el tiempo como forma pura de la intuición, nos dice que aún no es posible hablar de experiencia en cuanto tal, sino que es el primer paso, absolutamente necesario, para su elaboración como conocimiento[5].

2.- El tiempo como apercepción

¿Cómo es que podemos, como sujetos empíricos, tener  consciencia de nosotros mismos? o mejor aún ¿cómo sabemos que nuestro pensamiento es nuestro?

Apercepción es el Yo, y éste Yo es la representación inmediata de mi consciencia[6].

Para poder intuirme debo poseer la capacidad de aprehender lo que hay en mi psiquismo, ésta misma capacidad de aprehender lo que hay en mi psiquismo afecta a la intuición. Esta forma de la intuición establece en el tiempo el modo en que está reunido lo diverso en el psiquismo[7].

Eso diverso son las representaciones que me ofrece la intuición y que están contenidas en mi consciencia,  pero lo anterior solo quiere decirme que el Yo pienso debe acompañar a todas mis representaciones[8]. O sea, todas mis representaciones deben pertenecer a una autoconsciencia.

Sin embargo, para que puedan unificarse en una autoconsciencia, esas representaciones deben sintetizarse (combinarse con conceptos), no solo para que puedan referirse a objetos, sino también para que haya una identidad de apercepción de esa misma diversidad.

En el sujeto empírico, la consciencia es dispersa, es decir, mis representaciones unidas a una consciencia no me garantizan la unidad, sino que debo unir esas representaciones: sintetizarlas y ser consciente de esa síntesis.  Para que suceda el proceso anterior, se debe suponer una unidad sintética de apercepción. Sólo con esa unidad, que es también el fundamento de la identidad de la apercepción, es que puedo unificar lo diverso de mis representaciones en una autoconsciencia.

Lo sucesivo o simultaneo de las representaciones en ésta consciencia, depende de las circunstancias externas, es decir, de condiciones empíricas. Aquí, la unidad de apercepción solo tiene validez objetiva, no así en el sujeto trascendental.

En el sujeto trascendental que propone Kant,  la unidad trascendental de apercepción, unifica en un concepto la diversidad de la intuición, pero dicha unidad es objetiva y subjetiva.

Objetiva en cuanto logra referir el concepto a un objeto; y subjetiva, pues se refiere a la determinación del sentido interno que permite la diversidad empírica de la intuición[9].

II.- Concepción del tiempo en la teoría de la relatividad.
1.- ¿Qué es la relatividad?

La Teoría de la Relatividad es una teoría física que revolucionó el ámbito científico y que ha dado lugar a nuevas investigaciones sobre los fenómenos físicos universales.

Esta teoría fue postulada por Albert Einstein y está dividida en dos partes: Teoría de la relatividad especial, que versa sobre el movimiento en un sistema donde espacio y tiempo son planos (no absolutos); la segunda parte es la Teoría de la Relatividad General que generaliza el movimiento en el sistema espaciotemporal, no plano, sino curvado por la presencia de la materia[10].

A grandes rasgos, mientras en la mecánica clásica los conceptos de espacio y tiempo eran independientes entre ellos y en relación con todo lo externo, continuos y que fluían uniformemente, en la teoría de la relatividad, dejan de ser conceptos como tales y pasan a ser la estructura universal llamada tetradimensión.

Pero lo anterior no refiere precisamente a eso que llamamos “relativo”, esto tiene que ver con el movimiento. Cuando se habla de “absoluto” en mecánica clásica, decimos que todo movimiento está referido a un espacio y a un tiempo absolutos, con las características antes mencionadas. Pero cuando se habla de “relativo” en teoría de la relatividad, cualquier movimiento está determinado por la posición del sujeto respecto del objeto, siendo así que el espacio y el tiempo no son continuos, sino que están variando siempre, y lo que nosotros conocemos como la medida del espacio y tiempo, no son más que intervalos espaciotemporales[11] que se están modificando de forma constante.

Otra característica importante que debemos destacar de esta teoría es el papel de la luz en los marcos de referencia. Einstein demostró que la velocidad con que viaja la luz es constante y cualquier movimiento que se acerque a esa velocidad, dará como resultado que el tiempo fluya más lento, encontrándose nulo cuando dicho movimiento alcance esa velocidad. 

Como ejemplo de lo anterior, se presupone que  la luz emitida desde el sol que nosotros percibimos a determinada hora del día, fue emitida, lo que nosotros percibimos de esa luz es el pasado. Esta demostración deja la puerta abierta para la concepción de un tiempo que no necesariamente debe ser lineal.

Sin embargo, la física clásica no es inservible, la física clásica funciona perfectamente bajo las condiciones en que se ha usado hasta ahora. Tampoco sería correcto decir que la teoría de la relatividad rompe completamente con la física clásica, al contrario, podemos considerar a la teoría de la relatividad como un nuevo campo de la física en general y como una continuación de la física postulada por Newton.
2.- El tiempo en la relatividad

En el apartado anterior mencionamos que el tiempo, en teoría de la relatividad, es, junto con el espacio, una tetradimensión. Espacio y tiempo se vuelven indisolubles y no podemos hablar de uno sin el otro. Así pues, tampoco podemos decir que las medidas del tiempo y del espacio están separadas, sino que en adelante se configuran en intervalos espaciotemporales.

Esta nueva concepción del tiempo y del espacio, en la física relativa, debe entenderse como una propiedad física relacionada con la materia, no como inherente a la materia.

Si bien con Newton ambos conceptos contenían a todos los objetos, desde Einstein deben entenderse como la configuración de los mismos, de hecho podemos decir que por el espacio son y por el tiempo tienen unidad.

Esta unidad es posible si consideramos el orden del universo como un todo, un todo que tiene su propio tiempo. A esta suposición se le conoce como tiempo cósmico[12], este tiempo cósmico hace posible la unidad del universo (antes mencionada) que logra producirlo como un sistema físico cohesionado.

Ese tiempo cósmico visto como la unidad del universo, permite suponer un punto de partida, un cero equiparable al origen del universo.

Sin embargo, dentro de ésta unidad, el tiempo cósmico está formado por intervalos espaciotemporales que tienen como propiedad la homogeneidad. De tal forma que si suponemos a algún sujeto en cualquier punto del universo en comparación con nosotros, podemos afirmar que el tiempo para ese sujeto fluye igual en ese punto del espacio y en el que nos encontramos ahora[13].

La teoría de la relatividad afirma que cada sujeto tiene su propio tiempo, pero ese tiempo se mantiene en un promedio constante para cualquier otro sujeto en cualquier punto del universo, sin perder de vista que dicho tiempo es siempre relativo.

En esta tetradimensión, la dimensión temporal es dada por el sujeto. Todo marco de referencia en un sistema está determinado por la presencia del sujeto que mide esos intervalos espaciotemporales.

Así, cuando mencionamos el tiempo cósmico, dicho tiempo es una concepción altamente abstracta que está determinada por el sujeto. El que espacio y tiempo se midan como intervalos espaciotemporales, solo es posible por la presencia del sujeto que lo mide. Y si bien, la suposición de la homogeneidad como una propiedad del espacio puede ser independiente del sujeto, al ser el mismo espacio una tridimensional indisoluble con la dimensión del tiempo, está determinado también por este.

Incluso en la teoría de la relatividad, el tiempo debemos suponerlo como esa dimensión que pone el sujeto: sin sujeto no habría tiempo.

III.- Modificaciones en la concepción del tiempo.
1.- Diferencias.

La teoría de la relatividad dio un giro casi completo a la concepción kantiana del tiempo, podemos observar diferencias muy notables que transforman  y que abren la posibilidad de replantearse al sujeto y la forma de conocer, pues  no pueden ya permanecer iguales. Sin embargo en ese giro “casi completo” hay aún algunas semejanzas.

Entre estas semejanzas, podemos encontrar que el sujeto y el tiempo por ahora son inseparables. Mientras en Kant, al ser el tiempo una condición subjetiva del sujeto imposible de suprimir, en la teoría de la relatividad, la dimensión que pertenece al tiempo, es puesta por el sujeto, en cuanto este último es necesariamente parte del marco de referencia. Si como parte del marco de referencia, ese sujeto es eliminado, no habría tiempo y por tanto, tampoco existiría un intervalo espaciotemporal.

Pero, como abundan las diferencias, nos concentraremos en éstas. Algunas de ellas son:

1.       Para Kant, el tiempo es una intuición, una intuición pura a priori que hace posible a los fenómenos y a toda experiencia. En teoría de la relatividad, el tiempo se convierte indisoluble con el espacio, en una tetradimensión que  abarca a todo el universo, incluso cosas que no podemos percibir.

2.       Para Kant, el tiempo puede ser sucesivo o simultaneo como partes de un tiempo único. En teoría de la relatividad, el tiempo puede ser simultáneo, pero no es necesario que sea sucesivo: las posiciones temporales de pasado, presente y futuro borran sus fronteras y  no hay una regla  general que valga  para determinarlos con precisión.

3.       Para Kant, el tiempo intuye nuestro estado interno. En teoría de la relatividad no queda muy claro si podemos “medir” nuestro estado interno.


4.       Para Kant, el tiempo no tiene realidad objetiva, esto es, no es inherente a los objetos como una propiedad de ellos. En teoría de la relatividad, más que ser inherente a los objetos, tiempo y espacio unidos como tetradimensión, configuran toda la materia del universo.
Las diferencias mencionadas van a definir un nuevo horizonte que va a romper con la tesis Kantiana y que trataremos de exponer más adelante.

1.1.- De la forma de la intuición pura a tetradimensión.

La intuición pura, entendida como la forma pura de la sensibilidad, vacía de todo contenido y a priori, debe ser condición para que sean posibles los fenómenos y también, en el otro sentido  a priori, pues  dicha intuición se encuentra antes de toda experiencia. Además, una intuición pura, en la cual el estado interno del sujeto es intuido.

El tiempo era esa forma de la intuición que debía presuponerse en todos los seres racionales y por el cual era posible la experiencia. Esta parte de la tesis Kantiana, que retomaba mucho del concepto del tiempo de Newton, dio un giro a la forma de interpretación del mundo,  dotó de estabilidad al proceso cognoscitivo del sujeto y abrió la posibilidad para conocimientos más elaborados de la realidad.

En esa complejidad del conocimiento, algunos precursores de Einstein, encontraron que la física clásica ya no cumplía con los requisitos necesarios para abarcar los nuevos descubrimientos. Tampoco, en ese lapso de tiempo, hubo alguien  en el ámbito científico o filosófico, que rompiera completamente con la tesis kantiana sobre el tiempo, solo surgieron pequeñas modificaciones, que no resultaban ser  tan relevantes como para revolucionar dicha concepción.

Pero cuando Einstein descubre la relatividad del tiempo y del espacio, es cuando el tiempo como intuición pura deja de ser intuición y pasa a convertirse en una dimensión inseparable de las tres dimensiones del espacio, para ser nombrada tetradimensión, que explica, hasta ahora de forma convincente, al universo.

De la misma forma en que, al descubrir esa  nueva concepción del tiempo,  es cuando ya no le pertenece, de forma necesaria, a ningún sujeto, sino a cada uno de diferente forma aunque similar en su conjunto, es que  nuestra forma  de  conocer, nuestras experiencias, en suma, la percepción de la realidad, se vuelve hasta cierto punto indeterminada. Pasó de ser  concreta a altamente probable.

1.2.- De la receptividad invariable a la receptividad variable.

Con la tesis Kantiana, la receptividad del sujeto era invariable porque se sujetaba a las dos formas de la sensibilidad: espacio y tiempo. No había nada  que no estuviera en el espacio y que por tanto, no estuviera en el tiempo. Eso era claro.

De dichas intuiciones, ningún sujeto podía independizarse. Las intuiciones eran necesarias para la elaboración del conocimiento y para asegurar nuestra existencia en el mundo.

Pero cuando la receptividad se torna variable, porque el espacio y el tiempo no son ya intuiciones, sino dimensiones que contienen la totalidad del universo y que lo configuran,  y que además, no establecen un orden temporal  “lineal”, sino que, hasta en lo más simple como es ver la luz del sol, lo que estamos viendo es esa luz como fue en el pasado, ya no podemos asegurarnos de una sucesión que guarde siempre el mismo sentido.

Aunque todo esté en el espacio y en el tiempo, no sabemos si es simultáneo a nuestro tiempo, o si el fenómeno que percibimos tiene un tiempo distinto al nuestro, o si ese tiempo  será  constante o cambiará.  Podríamos decir que esa variabilidad a la que estamos sometidos, es una constante capacidad de  adaptación, que debe ser válida para cualquier sujeto, y que sin dicha capacidad, no habría forma de elaborar experiencia alguna.

1.3.- De la unidad de la consciencia a la multiplicidad de la consciencia.

La unidad de la consciencia es lo que permite, con la tesis de Kant, la síntesis entre intuiciones y conceptos y, en suma,  lo que permite generar conocimiento, lo que permite la experiencia como parte de ese conocimiento.

Pero el tiempo ya no es intuición, desde la postulación de la teoría de la relatividad, se ha vuelto dimensión.

Debemos plantearnos forzosamente dos preguntas: ¿cómo es  posible la representación del Yo prescindiendo del tiempo como forma de la intuición? y, éste giro sobre la concepción del tiempo ¿nos permite seguir considerando una unidad de la consciencia?

Es muy posible que la respuesta a la última pregunta sea un no. Nuestra percepción de la consciencia no la podemos considerar ya como constante o como una consciencia estática que permanece siempre igual, o que el proceso cognoscitivo es siempre igual. Debemos considerarla como siempre cambiante, y en el caso en que nos aventuráramos a considerarla como “siempre igual”, sería sólo bajo la condición de que “siempre igual” es completamente relativo.

Cabe aclarar que multiplicidad de la consciencia, no se refiere a muchas consciencias en un mismo sujeto, sino a una consciencia que está siempre modificándose, deviniendo.

Conclusiones

Es innegable la reacción que tuvo el giro radical sobre el concepto del tiempo desde Kant hasta Einstein, y  las consecuencias que la relatividad en general ha tenido hasta nuestros días.

No es claro aún el cómo debe considerarse al tiempo, sin embargo es apremiante una nueva construcción de un sujeto que reúna las características actuales de  los descubrimientos científicos en general, que permita plantearnos una nueva forma de ligarnos como sujetos a la realidad y que nos ofrezca una nueva forma de plantarnos frente al conocimiento y a la experiencia en general.

Sn embargo, muchas características de la filosofía kantiana no han expirado, sino que se les ha dado un nuevo giro, que no necesariamente debe ser considerado como una ruptura con dicha filosofía, al contrario, Kant es el punto de partida, el antes y el después.

Con el presente ensayo se pretendió exponer el problema de la concepción del tiempo en dos ramas del conocimiento que están ligadas,  desde siempre, en la historia del hombre, y la implicación de las nuevas teorías científicas para la filosofía  si es que pretende avanzar por el camino de la ciencia.

BIBLIOGRAFIA BÁSICA

v  KANT, Immanuel Crítica de la razón pura, trad. Pedro Ribas, México, Taurus, 8va edición, 2012, 692 pp.
v  BERENZON,  Boris y Georgina CALDERON, Diccionario tiempo espacio, México, UNAM , 2008,  666 pp.
v  HACYHAN, Shahen, Espacio, tiempo y realidad: de la física cuántica a la metafísica en Ciencias, Instituto de Física UNAM, pp. 15-25

BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA

v  DELEUZE, Gilles Kant y el tiempo, trad. Equipo editorial cactus, Buenos Aires, Editorial Cactus, 1era edición 2008, pp. 107
v  Notas sobre el concepto de espacio absoluto: Newton y Einstein, pp. 15 en www.elementos.buap.mx/num01/pdf/16.pdf
v  Newton, Einstein y la noción de tiempo absoluto pp. 18 en www.redalyc.org/articulo.oa?id=34300503






[1] Como sujetos empíricos
[2] Immanuel KANT Crítica de la razón pura, trad. Pedro Ribas  pp. 66
[3] I. KANT op. cit. pp. 78
[4] I. KANT op. cit. pp. 75
[5] Las intuiciones deben ser la referencia de los conceptos del entendimiento para elaborar conocimiento.

[6] I. KANT op. cit. pp. 153
[7] I. KANT op. cit. pp. 155
[8] I. KANT op. cit. pp. 153
[9] I. KANT op. cit. pp. 158
[10] BERENZON B. y G. CALDERON Diccionario tiempo espacio pp.321
[11] BERENZON B. y G. CALDERON Diccionario tiempo espacio pp. 323
[12] BERENZON B. y G. CALDERON Diccionario tiempo espacio pp. 325
[13] Shahen HACYAN Espacio, tiempo y realidad: de la física cuántica a la metafísica pp.19

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