sábado, 17 de diciembre de 2011

Costalito de algodón.


Tengo algunas estrellas
en un costalito de algodón,
todo el tiempo tintinean,
haciendo eco en alguna canción.

Son mi ejército derramando
fuego y fecundando mares,
mi fiebre y mi alivio:
la fauna de mis bosques.

Son camaleones de cristal,
como tus ojos,
y como tus ojos,
florecen en un dios
derramado.

A menudo me visitan
en sueños,
y me proyectan
 en incansables luchas,
y me sacuden
en la humedad de algún cuerpo.

Del costalito de algodón,
se escapan a cazar mariposas
de tiernas alas,
y van dejando polvo,
como en los cuentos
de hadas.

Yo las dejo
que se coman mi corazón,
y las dejo que se coronen
de princesas,
que se vistan de seda
y se vistan de luna,
que dancen con reyes
y príncipes hasta el amanecer.

Las dejo que lloren mi sangre,
pues lloran mi muerte,
me besan con ganas de vida
y entonces todo esta bien.


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