Preciosa mujer
que nos miras a todos desde lo alto, quisiera cantarte un canto que penetrara
en tu alma.
Tú quizás sabes
que mi corazón goza al decir que te ama, y quizás también sabes que mi propio
suelo tiembla cuando te tengo a mi lado.
Hermosa
mujer, tu boca es un océano que abarca el universo, y cuando siento que la beso,
todas mis fuerzas y mi sangre, se acumulan y explotan para ti, dentro de mí.
Me ardes en
el pecho, después ardes por todo mi cuerpo y tu cuerpo sostiene el único alivio,
besar tu piel se ha convertido en una droga y todo vuelve a comenzar.
¿Quién podría
escapar a tu perfección y de la exactitud de tu ternura?
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